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AL SUEÑO DE MI VIDA: MI MUJER

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viernes, 20 de agosto de 2010

SE NOS FUE EL DUENDE

DESDE BORMUJOS, debo lamentarme, y me lamento de la desaparición del Duende.

No era un duende cualquiera, era el Duende del Martinillo, que casi al oído, nos hablaba una vez al mes, de cosas de nuestro pueblo.

Cosas que contaban los bormujeros a los bormujeros, de política, de sociedad, algo de deportes, o vivencias personales, pero siempre (o casi) en clave local, y con buen estilo, porque si algo no se le podía discutir al Duende, era precisamente eso: buen estilo.

Parece ser que nos hemos quedado sin nuestro duende recadero, pero este duende, a diferencia de lo que en su especie es habitual, no iba por libre, este duende tenía un mentor, que recopilaba, ordenaba y procesaba la información que el duende recibía, para que pudiera llegar a sus destinatarios.

D. Emilio, por favor, y sin querer abusar de su amabilidad:

¿Sería posible convencer al duende para que abra por una última vez su valija, en la que podamos depositar mensajes, y esta vez a sabiendas de de que ya no seguirá prestando el servicio?

Así al menos podríamos despedirnos de él.

sábado, 7 de agosto de 2010

EL REVOLCON



Desde Bormujos, decir que no ha sido pequeño el revolcon: este año se ha tirado la casa por la ventana.
Cohetes gordos, muy gordos, banda de música, velá, y en general, ambiente que recordaba tiempos pasados.
Hay que reconocerlo: se han lucido los neveros.
Será no obstante un error, creer que el revolcón va a ser muy duradero, también recordando tiempos pasados, seguros estamos de que los pelones no se van a arrugar, y echarán el resto.

Habrá cohetes, banda de música, pasacalles, y lo que sea necesario para devolver el revolcón.

Tiempos pasados… ¡que tiempos!, al menos en la forma de vida (no digo calidad, digo forma), eran mejores.

Poco teníamos, pero no es menos cierto que poco necesitábamos para sentirnos felices.

Sentíamos la satisfacción, de saborear un pastel, que no volveríamos a probar hasta la Virgen del Rosario, salvo que cayéramos enfermos, pues era un gasto que no debíamos permitirnos, más que en contadas ocasiones.

Se aprovechaba la ocasión para estrenar vestido, (cuando se podía), e incluso había quien encargaba al retratista, un retrato.
¡Qué bandas de música! Si los neveros traen Caballería, los pelones no se quedan atrás con Artillería.
Carreras de cintas en bicicleta, carreras de saco, tiro al plato, etc., incluso recuerdo haber visto salir de la Hacienda Belén, gigantes y cabezudos. Todo valía para conseguir darle la vuelta al revolcón, hasta el siguiente turno.
Y la apoteosis final era ver salir a nuestras veneradas imágenes por las calles del pueblo, llevadas por las mejores cuadrillas de costaleros de la Semana Santa de Sevilla: Alfonso Borrero a la Virgen de las Nieves, y Rafael Ariza a la Virgen del Rosario. ¡Ahí es nada!
Neveros y pelones, pelones y neveros, que tanto monta, monta tanto.

Rivalidad. Dicen algunos, que no era buena tanta rivalidad.

¿Rivalidad? ¡Bendita rivalidad! Era una rivalidad sana, inocente, pugnábamos por ver quienes agasajaban mejor a la Virgen.


De las Nieves, el color es verde,
y grana el del Rosario.
La devoción se ve a diario,
Y la fe… la fe nunca se pierde.

Dios te salve María,
De las Nieves o del Rosario,
De los Dolores o Encarnación,
De mi Dios fuiste sagrario,
Y contigo va mi devoción.
!Ah! se me olvidaba: yo soy nevero.